La cultura organizacional es más que un fundamento afianzador del prestigio de una empresa mediante campañas de comunicación institucional. Se identifica como la orientación que sigue una compañía y se refleja en la satisfacción de los clientes, el bienestar de su talento humano y en la convivencia armónica con su entorno.
Esta orientación está sustentada en principios, valores, objetivos y prácticas reales que proporcionan personalidad de marca. Por ello, es importante que la actuación de los directivos e integrantes del staff sea coherente con dichas premisas. De lo contrario, generarán desconfianza en el mercado y en la comunidad.
Aspectos que conforman la cultura organizacional
Cuando una empresa se establece con perspectivas de crecimiento a largo plazo es indispensable definir sus propósitos y de qué manera han de lograrse. La cultura organizacional no puede darse por sobreentendida; debe formalizarse y registrarse con base en un parámetro estándar que incluye los siguientes elementos:
Misión: elemento base de la cultura organizacional
Concretamente, la misión resume el propósito de una compañía, su razón de ser; cuáles son sus actividades, cómo y para quiénes se realizan. A modo de ilustración, piensa en una desarrolladora de soluciones de ciberseguridad cuya misión podría ser:
Innovar constantemente en el área de soluciones de seguridad para garantizar a nuestros clientes la navegación y el intercambio de datos en la red de manera confiable; mediante soluciones digitales desarrolladas bajo estándares vanguardistas de experiencia de usuario y con precios accesibles a todos los presupuestos.
Visión
Por otro lado, la visión sintetiza las metas de la empresa a largo plazo. Es decir, lo que espera ser y alcanzar en el futuro, así como la manera en la que se espera lograrlo. Por ejemplo, continuando con la desarrolladora de soluciones de ciberseguridad, la misión podría ser:
Liderar el mercado mundial de soluciones de ciberseguridad. Estructurando herramientas capaces de ofrecer una efectiva protección contra amenazas actuales y futuras en la red, desarrolladas mediante una plataforma colaborativa en la que participen talentos tecnológicos de diversas naciones del mundo.
Valores: el componente ético de la cultura organizacional
Las compañías necesitan obtener la aceptación social de su entorno inmediato y del público al que dirigen sus productos. En función de ello, deben poner en práctica principios éticos aceptados que guíen sus actividades y decisiones. Estos serán determinantes en su cultura organizacional. En consecuencia, es imprescindible definir estos valores corporativos que impactarán en la sociedad, en el desarrollo, en los procesos y en la relación con los clientes:
- Valores sociales: Son los principios que conforman la política de responsabilidad social de una organización. Es decir, su compromiso de contribuir efectivamente con el bienestar de su entorno, de sus clientes y sus trabajadores. Concretamente, estas iniciativas pueden manifestarse mediante acciones que favorezcan el medio ambiente o apoyen causas relevantes para sus stakeholders.
- De desarrollo: Específicamente, estas premisas están relacionadas con las expectativas de evolución de las empresas y su voluntad de aplicar innovación y mejoras constantes en sus procesos.
- Referidas a la forma de trabajo: Es la manera en la que directivos y trabajadores asumen sus tareas en beneficio de la calidad del producto y de la satisfacción del cliente. Generalmente, se expresan mediante actitudes como la eficiencia, la excelencia y el ahorro de recursos.
- En cuanto a la relación con los clientes: Sin duda, nos referimos a valores indispensables, ya que influyen en el feedback que obtendrá el negocio de parte de sus clientes. En síntesis, hablamos de acciones como la atención personalizada, los servicios de soporte y la escucha activa, entre otras.
Prácticas que añaden valor a la cultura organizacional
En términos prácticos, son las acciones y políticas específicas que caracterizan a un modelo de negocio y que marcan su estrategia de marketing. Entre otras: aplicar la economía circular o colaborativa, ofrecer entregas rápidas o permitir el uso de apps para facilitar los procesos en bancos o cadenas de fast food.
Usualmente, estos elementos de la cultura organizacional preceden los planes anuales de muchas empresas. De este modo, se recuerda a directivos y colaboradores las premisas básicas a seguir para cumplir las metas de producción y ventas de cada ejercicio.
La importancia de asimilar y poner en práctica la cultura organizacional
Hasta aquí, hemos visto por qué una excelente imagen corporativa y una costosa estrategia comunicacional no son suficientes. Si no hay coherencia entre la cultura organizacional y las prácticas de la empresa puertas adentro, sería como proyectar luz hacia la calle y dejar la casa a oscuras.
Requiere de importancia promover entre directivos e integrantes de la plantilla actitudes de conformidad con los principios y valores que la compañía necesita representar. En efecto, dichas acciones trascienden los espacios de la empresa mediante la calidad de los productos, la satisfacción del cliente y la política de Responsabilidad Social Corporativa. En definitiva, todo ello incrementa el prestigio de la marca y fortalece su employer branding.
¿Qué hacer para que tu staff se identifique con la cultura corporativa?
Existen acciones concretas e iniciativas novedosas para potenciar el compromiso del talento humano con la cultura organizacional. A continuación, hacemos referencia brevemente a algunas de ellas:
- Evaluar periódicamente la cultura corporativa e incorporar nuevos valores y prácticas derivados de la transformación tecnológica y la evolución social. Sin embargo, en este mismo proceso deben afianzarse los principios básicos que han dado personalidad a la empresa.
- Definir y promover las actitudes esperadas entre los trabajadores, responsables y directivos. Para conseguirlo, es fundamental la comunicación interna, mediante campañas creativas y persuasivas.
- Desarrollar programas de motivación para generar el compromiso. Esto es: crear y poner en práctica una política coherente de estímulos al personal. Deberá incluir incentivos económicos y de reconocimiento, aprendizaje continuo mediante cursos y seminarios, así como oportunidades de ascenso y crecimiento profesional.
- Incorporar al talento humano en las acciones de RSO. De hecho, esta tendencia que ayuda a interiorizar el sentido de responsabilidad colectivo e individual con las causas promovidas por la empresa.
Para finalizar, concretar que la cultura organizacional entendida y practicada con decisión y honestidad genera un feedback social e interno que estimula la eficiencia, la productividad y la evolución de la empresa.